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La Hacienda de la Erre fue un complejo muy importante durante mucho tiempo, nombrada así por que su edificaciones en conjunto forman una letra R, construida durante la primera mitad del siglo XVIII, fueron muchos sus propietarios, son muchas las historias, pero sin duda una que resalta es aquella que narra el paso de Miguel Hidalgo, razón por la que también se colocó aquí una cabeza de águila labrada en cantera rosa, marcando la ruta que siguió el cura hasta llegar a Chihuahua.

Se dice que, después de proclamar el grito por la libertad, al medio día emprendió camino, acompañado por el recién creado ejército insurgente, al llegar a la hacienda ofició una misa en el templo que aún sigue en función, pero solamente los domingos abre sus puertas, y posteriormente se retiró a comer con sus acompañantes, así, a la entrada de la sala principal se lee una placa que relata lo anterior, además menciona la frase con la que indicó que ya la guerra había comenzado y que solamente los más valientes se salvarían, recitó pues " Adelante señores, vámonos, ya se le ha puesto el cascabel al gato, falta ver quienes son los que sobramos", con esto dio la orden de emprender camino hacia Atotonilco.

Posterior a este hecho, la hacienda cambió de dueño una vez más, a la muerte de éste, el lugar fue heredado por su hija, quien decidió segemntarla ocupando sus espacios para diferentes fines.