Foto de: Alejandro Vega

Un verdadero paraíso creado por la naturaleza es la Bahía de Papanoa, por un lado la vista del oceáno pacífico y por el otro la sierra, un contraste que sin duda sorprende.

Pero eso no es todo, pues además cuenta con poco más de 20 kilómetros de costa con suave arena que incluso va cambiando las tonalidades según los minerales contenidos, así en las dunas es posible notar un color más brillante.

En la parte de la sierra se encuentran áreas de cultivo de coco y mango, así como una vegetación que cambia en los tiempos de lluvia, además de la selva baja donde se producen bellas maderas.

Entre las playas que conforman la Bahía de Papanoa se encuentra la de piedra de Tlacoyunque, como su nombre indica, cuenta con una gran piedra justo entre el mar y la orilla, lugar ideal para realizar fogatas bajo la luna, dentro de la roca es posible observar gran variedad de peces y debido a la flora marina que les acompaña, el agua se torna en colores verdosos, además aquí fue donde se estableción el primer campo tortuguero, conocido ahora como Santuario.

Una de las playas más afamadas de esta zona es Puerto Vicente Guerrero, llamado también Puerto Escondido debido a que se encuentra rodeado de montañas y para llegar hasta aquí es necesario salir de la carretera federal y recorrer un aproximado de dos kilómetros, sin embargo el camino es transitable y en buenas condiciones. El lugar es ideal para la pesca deportiva y los deportes acuáticos, el color del mar es azul intenso.

Si lo que busca es un lugar seguro para que los más pequeños puedan nadar, playa Ojo de Agua es la ideal, pues sus aguas son bajas y tranquilas, recibe este nombre debido al manantial que brota desde las piedras.

Pero si lo que desea es algo más cercano, puede visitar playa Cayaquitos, a la orilla de la carretera federal, con aguas en tonos azul verdosos, su oleaje es suave la mayor parte del año, aunque en algunas ocasiones, cuando el viento se hace fuerte, no es muy recomendable nadar en ella.

A lo largo de toda la bahía podrá observar la gran variedad de hoteles y restaurantes, donde la amabilidad de sus habitanes no se hace esperar, además de contar con espacios propicios para el ecoturismo y los deportes acuáticos.