Cada año, entre los meses de diciembre y marzo, ocurre en nuestro país una de las maravillas de la naturaleza más admirables, es en estas fecha cuando las ballenas grises emigran hacia aguas mexicanas con la finalidad de aprovechar la calidez del pacífico para aparearse y posteriormente un año después regresar, esta vez a dar a luz a sus crías. Las ballenas nadan desde las frías aguas de Alaska hasta las cálidas temperaturas de Baja California. Los mejores lugares para disfrutar de este espectáculo son San Ignacio, Ojo de Liebre y Bahía Magdalena, en Los Cabos.

Para poder vislumbrar estos mamíferos se debe tomar una embarcación desde alguna marina en San José del Cabo o Cabo San Lucas, posteriormente se internará en un viaje de aproximadamente dos horas, cabe señalar que es importante que esté al pendiente del mar desde el inicio del viaje pues las ballenas pueden hacer acto de presencia en cualquier momento.

A pesar de su gran tamaño, estos ejemplares son pacíficos y amistosos, son tantas las veces que han emprendido este viaje que da la impresión de haber hecho ya un vínculo con el lanchero por lo cual es probable ver a una acercarse a la lancha dispuesta a ser observada más de cerca y en busca de una caricia humana, mientras las otras realizan un gran espectáculo de saltos en el agua como símbolo de alegría y agradecimiento al ser tan esperadas.